En la noche de San
Andrés encontré la solución final de la cuadratura del círculo cuando
ya se terminaba la vela, la noche y el papel en el que escribía, al filo
del amanecer.
BNE. Codex Madrid II, f. 112r
Leonardo da Vinci fue un polímata del Renacimiento italiano, nacido el 15 de abril de 1452 en la localidad florentina de Vinci.
A pesar de que muchos creen que era un iletrado, durante el periodo de
su educación aprendió los conocimientos básicos de lectura, escritura y
aritmética, manifestando curiosidad por la naturaleza y por las figuras
mitológicas desde pequeño. Más tarde, pasó a formar parte del taller de
Andrea del Verrocchio, orfebre, herrero, escultor y pintor.
No obstante, fue en el taller de Antonio Pallaiuolo, que se encontraba
cerca del de Verrocchio, donde Leonardo, durante esos mismos años,
aprendió sus primeras nociones de anatomía.
Tras seis años de
aprendizaje, montó su propio taller en Florencia, en la época que pintó
su primer cuadro: Virgen del clavel (1476), y se convirtió en pintor
independiente alrededor de 1478. Un año más tarde, se perfilaba ya su
gran interés por los temas de ingeniería.
Estuvo interesado en los músculos y los huesos, pero también en todos
los órganos y su funcionamiento, así como en la diversidad de todos los
tejidos. A él se le debe, precisamente, el término 'tejido' con sentido
biológico.
En 1482, da Vinci trasladó su taller a la capital lombarda, donde se
presentó al duque de Milán, Ludovico Sforza, que pasó a ser su mecenas,
permaneciendo en su corte como ingeniero durante 17 años.
Obras como el Hombre de Vitruvio, el popular dibujo con el que Leonardo
explicaba las proporciones ideales del cuerpo humano, datan de 1490 y
fue dibujado en su escuela de Milán, donde enseñaba sus conocimientos.
Siempre le había fascinado el vuelo de los pájaros, en especial de
aquellos que planean largo tiempo en el aire, y se preguntaba: "¿No
podría hacer lo mismo el hombre?". Durante varios años realizó, con
bastante sigilo, minuciosos estudios sobre el vuelo de las aves,
analizando el movimiento de cada pluma, la interacción de las alas y el
viento, las formas de volar y los problemas de aerodinámica.
Corría el año 1496 cuando Leonardo puso en práctica todas sus teorías,
realizando ensayos de su máquina voladora y, cinco años después, César
Borgia le nombró su ingeniero militar, por lo que visitó ciudades,
proyectó mapas y también sistemas de drenaje y defensa. Inventó máquinas
para fabricar piezas y aparatos: espoletas, hélices, turbinas,
trépanos, excavadoras, piezas de artillería, ruedas hidráulicas, etc.
En el campo de la dinámica se dedicó al estudio del movimiento de las
corrientes, de las olas y del viento, de la caída libre, las vibraciones
y las fuerzas eléctricas.
No podemos hablar de la pintura en el Renacimiento sin mencionar dos de
los importantes descubrimientos que marcaron la evolución del arte
pictórico, como son el claroscuro y la perspectiva. Entre las mayores
aportaciones estuvo la de Leonardo da Vinci, quien inició una revolución
en la perspectiva aérea, con los efectos del color y la difuminación
que provocan la cercanía o la lejanía de los objetos. Su contribución
fue aprovechada por muchos de los artistas posteriores en Europa.
Una de sus obras más controvertidas de la Historia, fue encargada en
1494 por el convento dominico de Santa Maria dalle Grazie, un fresco de
más de cuatro metros de alto y ocho de largo, que fue concluida cuatro
años después, a la que se conoce como "La última cena".
En cuanto a su pintura más popular,
La Gioconda, no cabe duda de que la expresión de la dama embelesó de
forma extraor-dinaria al artista, quien explica en El Tratado de la
pintura que no hay placer comparable al de pintar a una persona a la que
se ama. Estas son sus propias palabras: "Mucho más hará la belleza
proporcionada por un rostro angélico, en pintura; de sus proporciones
resulta una armonía concertada, que habla al ojo lo mismo que la música
al oído. Y si tal armonía de la belleza es mostrada a aquel que ama a la
que le ha servido de modelo, permanecerá en un estado de admiración
estupefacta y de una alegría incomparable y superior a la de todos los
demás sentidos".
Tras esta larga numeración de triunfos, es hora de intentar comprender
las actitudes y motivaciones que guiaban en su obra al genio creador.
Para ello, recurrimos a nuestro medio preferido: el grafismo. En este
caso, tratamos con una muestra muy peculiar: la escritura inversa o en
espejo. Aunque las teorías son diversas, según la mayoría de sus
biógrafos y estudiosos, Leonardo recurría a ésta por desconfianza, para
que sus reflexiones escritas no pudieran ser descifradas y divulgadas
con facilidad. Una segunda opinión es la que afirma que era consecuencia
de la zurdería. Y otros incluso aseveran que se podría tratar de una
voluntad intencionadamente mistificadora.
Una vez girado el texto en horizontal, a través de los rasgos de su
grafismo podemos colegir que, en realidad, existía una base de
desconfianza, observable tanto por la estructura compacta y la grafía de
tamaño pequeño, como por los óvalos cerrados y, en especial, por los
puntos colocados en los espacios entre palabras y por la línea final que
impide todo trazado en un espacio libre del texto. Sus propias palabras
abundan en ello: "Son vanas y están plagadas de errores las ciencias
que no han nacido del experimento, madre de toda certidumbre".
El fino hilo que separa la fantasía de la invención y de la creatividad,
están presentes en la autografía de Leonardo, pues posee una escritura
en buena medida combinada, donde la fluidez y el dinamismo se equilibran
dentro de una fórmula trepidante.
Pese a su escritura realizada al revés, no es difícil observar a través
del orden externo e interno de la página, la escritura más que pequeña y
de orientación vertical, así como las "ies" desligadas, con sus
respectivos puntos bien colocados, incluso sutilmente avanzados, la
presencia de una inteligencia emergente, de una aguda e incansable
observación, de la persona a quien nada escapaba a su atención, como nos
demuestran sus propias palabras, al afirmar: "Todas las cosas parecen
mayores vistas a medianoche que a mediodía".
Los márgenes regulares, el texto compacto y el ínfimo tamaño de su
grafía revelan la continua actividad del autor, que se mantenía ocupado
la mayor parte del tiempo, dedicando incluso sus mínimos momentos de
soledad a la inspiración creadora. La letra "d" lírica representa en
este diseño, algo sumamente importante dentro de las pautas del proceso
creativo; este tipo de letra trata de llevar al mundo de la realidad
todo aquello que está presente para él en su imaginación, en la
"inventiva" (en el decir de algunos) pero, en todo caso, en un entorno
de la más genuina fantasía.
Leonardo tiene en sí todos los ingredientes que, desde lo gráfico, nos
señalan tanto el arte y la estética (curva, redondeada y con originales
enlaces en la zona superior), como los aspectos y las habilidades de la
técnica, pues su escritura cumple con el perfil de un especialista, de
un ingeniero y de un inventor, siendo indiscutible que su grafía es
pequeña, precisa, cuidada, ordenada y sabiamente organizada, todo lo
cual da un fuerte impulso al detallismo, la minucia y, desde luego, es
partícipe de una enorme capacidad de análisis. Es evidente que todo está
calculado, metodizado, y resulta libre cuando es necesario, aunque
nunca por casualidad, todo es objetividad, exactitud y equilibrio.
Todo este cúmulo de detalles configuran personalidades muy centradas y
armónicas, donde se minimizan las carencias y las limitaciones (en este
caso, parece que la dislexia, para algunos autores), pero donde las
fortalezas se asocian, se equilibran en su justa medida y se elevan
hasta un grado majestuoso.
Escritura en espejo Codice Madrid I
Leonardo da Vinci murió en el
castillo de Clos-Lucé y fue enterrado en San Florentino, en Amboise
(Francia), el 2 de mayo de 1519, justo hace hoy 500 años.
Aconsejamos visionar este ilustrativo vídeo grabado por la BBC: