La Grafoterapia
es la educación o reeducación del gesto gráfico de la escritura personal, bajo
el triple punto de vista motor, neurológico y mental.
Esta técnica psicoterapéutica descansa sobre
cuatro postulados:
Primero: Cuando un gesto gráfico se repite de una manera metódica y disciplinada
y se hace habitual, es como una especie de gimnasia que influye sobre los
músculos y sobre el carácter
Segundo: Una disciplina gráficomotora educadora, es capaz de corregir cualidades
negativas del carácter y ciertos estados mórbidos.
Tercero: Un texto auto sugestivo adecuado, naturalmente al caso de cada persona,
puede repercutir sobre el psiquismo de una manera favorable si evoca las ideas
apropiadas para corregir los defectos perturbadores del carácter o
determinadas enfermedades psíquicas que se quieran resolver y que puedan serlo con
la intervención de éste método
Cuarto: Estos postulados están apoyados por
el hecho comprobado científicamente de que existen
entre nuestro cerebro y nuestro sistema muscular, relaciones funcionales tanto
centrífugas como centrípetas. Los
movimientos que ejecutamos escribiendo o realizando cualquier tarea habitual,
repercuten sobre nuestros centros nerviosos modificando el curso de nuestros
sentimientos y pensamientos. Por lo tanto una disciplina psicomotora bien
orientada, puede suprimir nuestros actos automáticos perjudiciales o
modificarlos suavizándolos.
Ahora bien, para que esta técnica tenga
efectos positivos se requieren dos cosas esenciales:
Primero: Que la persona que pretenda cambiar algo de sí misma, tenga plena fe en el
método y también en el reeducador que le va a dirigir.
Segundo: Que la autoimagen o imagen que el sujeto se forma de sí mismo no sea
negativa, es decir, no sea una imagen de fracaso.
En cuanto el primer punto, confianza en el
método y en la persona y eficacia en el reeducador, hay que tener en cuenta que
toda relación terapéutica en principio y
ante todo constituye una relación humana profunda entre reeducador y cliente.
El primero ha de poner en juego, no solo su
saber, sino también todas sus cualidades humanas para motivar y estimular a la
persona que quiere eliminar los defectos que perturban su carácter. Tiene, por tanto, que despertar en él, no
solo su confianza sino también sus cualidades receptivas, para que asimile
perfectamente el método.
Esta es una condición previa para que el
cliente se deje conducir y naturalmente para que ejecute con fe los ejercicios
a realizar confiando en alcanzar el resultado propuesto. Esta fe es tanto más importante cuando los resultados no son nunca
inmediatos, sino que comienzan a perfilarse después del primer mes.
[Texto
procedente de la conferencia “LA GRAFOTERAPÍA” publicada en el Seminario sobre
TERAPÍAS 1984 (SOESPGRAF) dictada durante el curso 1982-1983].
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