la psicografología y la grafística en los ámbitos profesional y educativo.
lunes, 22 de febrero de 2010
La Escritura del HORROR
En un muy interesante articulo, el periodista Jesús RUIZ MANTILLA del PAÍS, refleja de manera sobresaliente una larga conversación que sobre CINCO escrituras pertenecientes a la excelente colección de la FUNDACIÓN JOSÉ Mª CASTAÑÉ, he tenido la oportunidad de analizar.
En un medio de comunicación como el de la prensa escrita, se han de cumplir ciertas "reglas del juego", pues no se trata de publicar un trabajo de investigación, eso queda para las obras de texto, como es el caso citado en el artículo de la obra GRAFOLOGÍA CRIMINAL, de Francisco VIÑALS y Mariluz PUENTE, Ed. HERDER/BCN-2009 http://grafostudium.blogspot.com/2009/04/grafologia-criminal.html, en la que se vierten una larga serie de perfiles de criminalidad, así como un enjundioso estudio de la psicopatología forense, por lo cual le convierten en el tratado más importante en la materia desde EL IMPULSO Y EL CRIMEN EL LA ESCRITURA de Max PULVER.
En la prensa obviamente no se puede publicar un "tratado", pero para realizar la tarea encomendada, tanto por el Sr.RUIZ MANTILLA, como por la FUNDACIÓN JOSÉ Mª CASTAÑÉ, me he permitido desarrollar un trabajo de fondo en el que se ha empleado el mismo rigor técnico como si fuese destinado a una obra profesional, de hecho algunos de los estudios de base puede ser que se inserten en mi obra GRAFOLOGÍA y FIRMA, Ed. EOS/MAD-2006 - http://grafostudium.blogspot.com/2008/09/grafologa-y-firma.html, de la que estoy preparando el material para la 2ª edición.
En este trabajo he empleado la metodología GDX (Grafodiagnóstico Xandró), así como la mía propia que he venido desarrollando desde hace ya más de 30 años, en el contexto del análisis de firmas, y que se aporta en la obra citada.
Durante el transcurso de este trabajo no he tenido en cuenta, ni siquiera he leido otros trabajos anteriores, excepto parcialmente en el caso de F. FRANCO, ni tampoco conocía la entrevista que el Sr. RUÍZ MANTILLA, realizó paralelamente al historiador Sr. Anthony BEEVOR, así pues las coincidencias que presentan alguna de las afirmaciones de este grafólogo, con el historiador, son producto de la correlación encontrada entre ambas metodologías.
Tampoco en obras de texto sobre la materia se suelen aportar la interpretación de rasgos aislados (los cuales casi siempre se salen de contexto) ya que como sabemos en grafología TODO RASGO GRÁFICO ESTÁ EN FUNCIÓN DEL CONJUNTO, pero que para mostrar ejemplos que relacionen con las imágenes gráficas se suelen incluir en los trabajos de divulgación.
No deja de ser curioso, que algunos "profesionales" de los medios de comunicación no CONOZCAN o traten de ignorar, los trabajos de investigación y las tesis doctorales DEA, que en esta disciplina se vienen realizando desde mediados del siglo pasado, actualmente las evidencias son tan abrumadoras que solo la incultura y la necedad, pueden ser la causa de una ignorancia tan obvia, hace años aportamos la relación de algunas de esas investigaciones científicas http://www.soespgraf.com/investigaciones.htm, relación que solo se refiere a las realizadas hasta finales del siglo pasado, desde entonces ahora el número de trabajos se ha triplicado, cuando menos y no solo en el ámbito grafológico, sino también las realizadas en distintos ámbitos y por otros profesionales desde el campo de la psiquiatría, la psicología o la medicina.
Sin más preámbulos adjunto el texto de este ARTÍCULO, así como TRES imágenes utilizadas en el análisis que no se muestran en el mismo.
La Escritura del HORROR
por JESÚS RUIZ MANTILLA
Ojalá el pueblo alemán hubiese hecho caso al grafólogo Ludwig Klages cuando antes de que Adolf Hitler subiera al poder predijo que podría llevarle al desastre. Lo que habrían dado España y los españoles porque las señoritas pretendidas por el mozo Francisco Franco en cartas de amor nos hubieran advertido de su bloqueo afectivo o de sus golpes de irritabilidad. ¿Y si algún italiano a los que Mussolini dedicaba fotos con letra florida y frases grandilocuentes se hubiera dado cuenta a tiempo de que en esa escritura se encerraba un orgullo desmedido?
Es tarde ahora para evitar las consecuencias que han asolado durante el siglo XX la moral y parte de la especie por culpa del ensañamiento de varios sátrapas como aquellos tres o también de otros como Stalin y Augusto Pinochet. Pero gracias a las fotografías y las cartas de su puño y letra que se guardan en la Fundación José María Castañé, un auténtico arsenal de historia contemporánea en Madrid, podemos hacernos una idea amplia de sus personalidades enrevesadas.
Por su letra les conoceréis… No encierra secretos para una ciencia como la grafología. Germán Belda García-Fresca, director de Grafostudium y vicepresidente de la Sociedad Española de Grafología, ha estudiado los documentos de la Fundación y ha sacado conclusiones interesantes. “Todos ellos presentan rasgos comunes”, asegura este experto. “Son cinco monstruos con líneas similares: hombrecillos con fuertes complejos de inferioridad que buscan desesperadamente demostrar una grandeza de la que carecen”.
Como todo trauma comienza en la infancia, este catálogo de monstruos no iba a ser menos. Los cinco presentan una tremenda influencia en superar la figura paterna y graves carencias afectivas por parte materna. “Se observa cierto despecho hacia la madre, no se sentían queridos por ella, lo que tampoco indica que fuera cierto. Se trataba de una percepción muy íntima”, comenta Belda.
Pero, ¿dónde se encierran todos esos secretos, los vericuetos de silencio que afectaban después en decisiones irracionales a millones de seres humanos inocentes? En letras que todos escriben por igual. La ‘F’ invertida, sin ir más lejos. La ‘F’ de fascismo, curiosamente. “Todos ponen la fuerza de la letra en el lado izquierdo, eso indica una tendencia al ensañamiento, una desesperada obsesión por volver hacia atrás y reincidir sobre varias cosas, a la vez que nos señala quien enfoca la realización de lo que hace, hacia la afirmación de si mismo”, comenta el grafólogo. En el caso de Franco, su propia firma es la que le delata. Mientras que en Mussolini se observa en otras palabras, como en una dedicatoria suya en castellano al conde de Florida y en otra a “los flechas de España”, en referencia al frente de juventudes.
El caso de Hitler ha sido ampliamente estudiado a lo largo del siglo XX. “Así como Napoleón fue una obsesión para los grafólogos del XIX, Hitler lo ha sido después de manera constante”, asegura Germán Belda. Incluso se han hecho trabajos de referencia en España como los que llevaron a cabo Mari Luz Puente y Francisco Viñals, de la Universidad Autónoma de Barcelona, en su obra titulada ‘Grafología Criminal’.
Sobre ese icono permanente del horror, y a raíz de los documentos de la Fundación Castañé, en los rastros de la letra de Hitler se desvela su crueldad. “También su resentimiento, su autoafirmación, su impotencia, en este caso literal, impotencia sexual, así como su tendencia a la depresión, su capacidad de seducción y su arrogancia”, añade el grafólogo.
Son cosas que concuerdan con la opinión del historiador Anthony Beevor. El autor de libros como ‘Berlín, 1945. La caída’ o ‘Stalingrado’ y más recientemente ‘El día D’, sobre el desembarco de Normandía, asegura que ha preguntado a eminentes psiquiatras británicos sobre la personalidad de Hitler y Stalin. “El líder soviético puede ser diagnosticado como un esquizo paranoico, pero sobre Hitler, lo más que se puede decir es que sufría graves alteraciones de su personalidad”, comenta Beevor.
La escritura de Stalin ofrece algún rasgo más, según el grafólogo: “Además de cruel y despiadado, la letra nos indica que era muy espartano”. La austeridad se observa en un tipo de letra directa, sin florituras, muy simple. La tendencia a la crueldad, según Belda, “en la separación entre las letras en forma de ángulo, con orientación hacia la zona inferior”. Puede ser algo, según Beevor, que va más allá, de lo que se desprende “su sadismo”. Un aspecto que en Hitler resultaba más oculto. Según el historiador británico, “el ‘fuhrer’ mostraba un completo rechazo a presenciar escenas violentas, lo que no le impedía aplicarla en otros”.
El problema de Benito Mussolini era diferente. Su punto débil, según nos cuenta la grafología, era el orgullo. Pero dependía de sus contextos. “En Mussolini se da un caso curioso. Su talante era el de un sujeto desafiante. Pero la firma se extiende cuando tiene la situación controlada y se comprime cuando está bajo la influencia y el dominio de los nazis. Se arruga como un acordeón, es lo que llamamos nosotros el síndrome de prisión”, asegura Germán Belda.
Del ‘duce’ al caudillo, por apelativos, en Franco vemos también diferencias. Los documentos del dictador español en los que se ha basado el estudio son varios. No sólo los autógrafos de las fotos, sino cartas de años de su Gobierno. En ellos se ve una tendencia al pasado constantemente aludido como un ideal. También ira. “Mucha irritabilidad, mal genio”, comenta Belda, quien se ha apoyado también en estudios que hizo su padre, el también grafólogo, Pedro Germán Belda o Mauricio Xandró, como se le conoce en el medio profesional.
Una de las características del dirigente español era cierta tendencia hacia la frialdad: “Tenía los objetivos muy marcados en la vida. Planificaba perfectamente, era un gran estratega. Todo lo tenía previsto. No ponía énfasis en los ideales, ni era amante de los alardes materiales”, comenta el experto. Es algo que también señala Beevor: “De Franco impresiona su sangre fría en su actitud hacia la violencia. La acometía como una estrategia para mantenerse en el poder”. Era algo que impresionaba hasta los propios alemanes. “En 1936, el embajador nazi se mostró impactado cuando en mitad de una cena Franco dio orden de ejecutar a una milicia de mujeres y después siguió comiendo”, comenta Beevor.
También su escritura demuestra mucha cerrazón a la hora de defender sus posiciones: “Sus actuaciones parecían desproporcionadas a la hora de defender sus propios intereses”. Todo un mecanismo de defensa que protegía otras carencias. “Su bloqueo afectivo constante, por ejemplo”.
También echaba mano de otros mecanismos psicológicos para combatir eso: “Quitaba lo emocional de en medio con mucha facilidad. Y basaba su día a día en la constancia y una rutina muy fija”. La letra que más le delata en sus peores rasgos es la ‘T’. “La lanza demasiado hacia la derecha, con lo que llamamos un golpe de látigo”. Eso indica una clara iracundia y descargas de energía. La ‘P’ también nos hace evidentes sus debilidades: “La coloca a menudo por encima de su medida habitual”.
Si Stalin y Franco no eran dados al derroche, en Augusto Pinochet encontramos un rasgo que le diferencia de los otros cuatro: “Una tendencia a la avidez y a la apropiación”, comenta Germán Belda. Eso por una parte. Pero es que la ‘C’ y la ‘O’ nos indican un bloqueo de la libido. “Debía padecer, según nos indican las letras, grandes problemas sexuales”.
Son asuntos que los otros cuatro desviaban con su idealización de la guerra. Las armas eran la forma más sugestiva de resolver problemas, según Beevor. “Sobre todo Hitler y Mussolini. En los demás, era más un mecanismo para incrementar poder. Hitler veía el conflicto como una manera de depurar la raza, pero el problema es que en esa ‘limpieza’ perecieron millones de los que él consideraba superiores representantes de la supremacía aria. Mussolini encontró en ello la forma de satisfacer nuevas aspiraciones imperiales”.
Las cifras del horror arrojadas entre todos ellos son desoladoras: Stalin, entre represaliados, deportados, víctimas de hambrunas provocadas y demás, arroja un total de 20 millones de muertos. Hitler, a sus 6 millones de judíos exterminados, suma otros cinco como responsable de la guerra. De Franco se estiman 150.000 muertos por sus castigos; Pinochet, más de 4.000… No por colocar más ceros se evitan los escalofríos. Por eso José María Castañé ha ido a lo largo de varias décadas reuniendo un vasto catálogo del espanto ocurrido en el siglo XX.
“He ido formando como un puzzle que nos ayude a entender, a mí y al resto por qué ha pasado lo que pasó”, asegura este empresario. El lugar donde tiene depositados sus fondos rezuma un olor silencioso a polvo, barro, tinta y sangre de historia. El que ha ido cocinando este obsesivo coleccionista del pasado. Persigue documentos de las dos grandes guerras, del conflicto civil español, del Holocausto, de la Guerra del Pacífico, de Rusia desde antes de que estallara la Revolución.
Por las paredes cuelgan esos retratos de carniceros, megalómanos y manipuladores sin medida. “Nuestro discurso, como Fundación, se basa en la enorme trascendencia y la larga cola de consecuencias que puede acarrear una agresión”, afirma Castañé, hombre reflexivo, sereno, dispuesto a abrir sus archivos a cualquier estudioso de esos asuntos claves. En el fondo, esta recopilación de la guerra, para él, es un clamor a favor de la paz: “Se trata de un estado de equilibrio que si queda arrasado se derrumba durante mucho más tiempo que el propio conflicto”. Las pruebas son claras. “¿Cuándo acabó la guerra civil española? ¿En el año 1939 o en 1975? ¿Cuándo dio término la II guerra mundial? ¿En 1945 o en el 89, con la caída del muro de Berlín?”.
Enlace del artículo en el PAIS
http://www.elpais.com/articulo/portada/escritura/horror/elpepusoceps/20100221elpepspor_3/Tes
y a la FUNDACIÓN JOSÉ Mª CASTAÑÉ
http://www.fundacionjosemariacastane.org
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